jueves, 14 de abril de 2011

Él, que lo sabe ya todo.

Y cada día que pasa, me lo sigo preguntando,
por qué él, por qué sus abrazos, sus labios..
son los únicos que me reconfortan, 
los que me quitan el frío por mucho tiempo,
los que me dan calor y hacen que me sienta como en casa,
de los que dependo cuando no le tengo cerca.


Por qué es que sufro cuando no se de él,
si dentro de pocas horas iré a su encuentro.


Su forma de mirarme, me envuelve, me atrapa,
me da mil razones para convencerme más, de que es verdad, me quiere.


Y.. cuando no le tengo, no hace falta que le diga que le echo de menos,
en ese momento, él ya lo sabe.


Y.. cuando tengo dulces sueños es porque sale él en ellos,
cuando no es un sueño y de verdad lo tengo conmigo, mi sueño lo estoy viviendo,
junto a él, cada sonrisa, un pequeño gran momento, fotos a color,
en blanco y negro, con abrigos, con bufandas, en shorts y en camisetas, 
y se podría seguir contando como las horas..


Sí, todo eso, y no es todo perfecto, se me partió el corazón aquel día,
ese que me dio motivos para enfadarme con él y con el mundo de un segundo para otro,
y en esos largos minutos fue cuando me di cuenta de que la persona que llevaba de la mano
era mi pequeño gran amor, y me abrazó, me abrazó tan fuerte que se me olvidó todo lo demás,
los problemas, y los días rutinarios, para mi eso ya no existe.


Fue tan fuerte esa sensación, que me hizo sentir extraña, indefensa, como si acabara de nacer
algo dentro de mí, y todavía sigo buscándole nombre.

Laura.

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